domingo, 9 de agosto de 2015

Una de terror...LA TIMIDA CAPERUCITA

Las sombras de la noche, como un manto de terciopelo, cubrían el bosque.
Por un sendero serpenteante, a paso lento, avanzaba una joven embozada en una capa roja.
El miedo y el frío la hacían tiritar. Aunque la solidaria luna, le indicaba la dirección correcta que debía tomar; ella, perpleja y confundida, una y mil veces tomaba la ruta errada.
Frustrada, se desplomó sobre una roca. Como de costumbre, el bosque la seducía y la amedrentaba; la excitaba y la paralizaba. El viento y su música macabra, la invitó a una danza mágica que le robó el aliento.
De pronto, un ruido apenas perceptible, la alertó. Alguien se acercaba.
_ ¿Qué haces aquí sola y a estas horas?_ un hombre corpulento la sorprendió con su inesperada aparición.
_ Simplemente me extravié_ respondió desconfiada.
_ Me dirijo a mi choza, no está lejos, si lo deseas puedes pasar la noche allí. No temas, soy el guardián de estos bosques. Te acompaño y luego continúo con mi ronda de vigilancia. Pasamos por tiempos violentos, ¿sabes?.
Con una sonrisa tímida transigió ante el amable ofrecimiento.
Al llegar, el hombre le preparó un té. Ella lo aceptó agradecida.
_ Es peligroso que una jovencita hermosa transite por estos bosques sin protección tan entrada la noche. En el pueblo cuentan sobre la existencia de una criatura feroz, un lobo quizá_ le guiñó un ojo con astucia_ nadie lo sabe...Se alimenta de las entrañas de aquellos desprevenidos, que desorientados se pierden en el bosque.
La mirada amenazante del guardebosque la perforó. Un sudor frío le recorrió el cuerpo. El corazón comenzó a latirle con una fuerza singular. Sintió un agudo dolor en sus extremidades...
_ Si tienes miedo puedo quedarme. 
Se acercó a ella con lascivia. Cuando intentó someterla, un ser aterrador saltó sobre él, clavando los filosos colmillos en su cuello. Murió desangrado.
En un rincón de la choza, apenas iluminada por el fuego de la chimenea, la dulce Caperucita, con apetencia golosa, se saboreaba los dedos impregnados de sangre de su desconcertado atacante.

miércoles, 5 de agosto de 2015

EL MENSAJE EN EL ROBLE

Tres muchachos y tres muchachas se dirigían a Florida; subieron al micro con sandwiches y gaseosas, mientras soñaban con playas doradas a medida que la niebla y el frío de Nueva York quedaban atrás. En el camino hacia el sur empezaron a notar la presencia de un hombre enjuto. Estaba sentado frente a ellos, vestido con un traje común que le sentaba mal y sin que ninguna expresión le animara su rostro cubierto de polvo. Su edad era incierta.
Era ya entrada la noche cuando el micro se detuvo frente a un restaurante al costado de la ruta, en los alrededores de Washington D.C. Todos los pasajeros bajaron, menos el hombre.
Los jóvenes comenzaron a pensar en él, tratando de imaginar quién sería: acaso se trataba de un capitán de navío retirado, de alguien que huía de su esposa o de un viejo soldado que retornaba a su hogar.
Cuando volvieron al vehículo, una de las muchachas se sentó a su lado y se presentó.
_ Vamos a la Florida_ le dijo con entusiasmo_ He oído decir que es muy hermosa.
_ Lo es_ repuso él en voz baja, como si recordara algo que había tratado de olvidar.
_ ¿Quiere un poco de vino?_ le ofreció ella.
El hombre sonrió, bebió un sorbo, dio las gracias y se recogió nuevamente en el silencio. La chica volvió con sus amigos, y el hombre comenzó a cabecear.
A la mañana siguiente la muchacha se sentó  junto al hombre otra vez, y al caba de un rato de conversación, él decidió contarle su historia. Muy serio le dijo que había pasado los últimos cuatro años en una prisión de Nueva York, y que en ese momento regresaba a su hogar.
_ ¿Es usted casado?
_ No lo sé.
_ ¿No lo sabe?
_ Verá usted...Desde la cárcel le escribí a mi esposa y le dije que iba a estar ausente mucho tiempo, que si ella no podía soportar la situación, si los niños insistían en hacerle preguntas, si sufría mucho...en fin, que podría olvidarme. Yo lo comprendería. "Consíguete un nuevo compañero", le dije, "y no pienses más en mí". Ella es una mujer admirable, realmente fuera de lo común. Añadí que no necesitaba escribirme. Y no lo hizo; no recibí una carta suya en tres años y medio.
_ ¿Y va usted a casa ahora sin saber nada de ella?
_ Sí_ repuso con tristeza_ La semana pasada, cuando estuve seguro de que me concederían lbertad condicional, le escribí una carta. Hay un gran roble a la entrada del pueblo donde vivimos. Le dije que si estaba dispuesta a recibirme otra vez, pusiera un pañuelo amarillo en el árbol; entonces yo bajaría del ómnibus e iría a casa. Si ya no me quería, no tenía que poner el pañuelo amarillo y yo seguiría mi camino.
_ ¡Ah!_ exclamó la muchacha.
Fue a contar la historia a sus compañeros y pronto todos rodearon al hombre mientras se acercaba a su pueblo. El les mostró fotos de su esposa y de sus tres hijos. Ella era bella en su sencillez, y los rostros de los niños apenas se distinguían, arrugadas y descoloridas de tanto mostrarlas.
Para entonces se hallaban a 30 km del pueblo, y los jóvenes se acomodaron junto a las ventanillas de la derecha, en espera de ver aparecer el roble.
De pronto el ambiente se puso sombrío, lleno del silencio de la ausencia y los años perdidos. El hombre dejó de observar; su rostro se endureció con la expresión del ex presidiario, como si se dispusiera a afrontar un nuevo desengaño.
Faltaban 15 km para llegar, y luego, sólo 10. De repente todos se levantaron de los asientos, exaltados. Todos, menos el hombre.
Estupefacto, vio entonces el roble. Estaba cubierto de pañuelos amarillos_ 20, 30 o quizá cientos de ellos_ que ondeaban al viento como banderas de bienvenida.
Mientras los muchachos lo felicitaban a gritos, el viejo ex presidiario se levantó del asiento y caminó hacia la puerta del ómnibus para bajar y "volver a su hogar".

lunes, 8 de junio de 2015

Un amor fatal: El Cristiano y la Mora Una leyenda de la Vieja España

En los tiempos en que los árabe todavía gobernaban en partes de Espanña, allá por el año 1445, vivía en Sevilla un modesto comerciante de telas, llamado Aben-Jesuf, ya entrado en años y viudo. Vivía con su hermosa hija llamada Zoraya.



El negocio de Aben-Jasuf le daba para atender a sus necesidades y vivía contento, porque había podido dar una vida cómoda a su hija, que había crecido lozana y hermosa como pocas en Sevilla. A pesar de estar contento con su suerte, Aben-Jasuf era un hombre adusto, de pocas palabras y de pocas sonrisas. Contrario al carácter de su hija que siempre fue una niña alegre, vivaracha y amorosa y atenta con su padre.. Pocas veces acompañaba Zoraya a su padre en los negocios, pues casi no salía de su casa, pero siempre que aparecía en la calle, tanto árabes como cristianos admiraban su belleza, de hermosas y atractivas formas aunque aún no llegaba a los 18 años; pero sobre todo les atraían aquellos fascinantes ojos negros de mirada profunda y misteriosa, llenos de promesas de amor y pasión. Sobra decir que su padre la cuidaba con el celo con que se protege una joya valiosa.
Zoraya no sabía de las cosas del mundo, más que lo que su padre le contaba, y no conocía más tierra que de la calle de su casa a la tienda y bel cielo que veía desde el patio de su casa. Para los árabes había dos cosas sagradas: el Corán y las mujeres. Y el padre de Zoraya, aunque confiaba en la bondad natural de la joven y sabía que era una muchacha virtuosa, no descuidaba su casa. Por eso cuando empezó a notar cierta tristeza en su hija, falta de apetito y unas ojeras que afeaban sus lindos ojos y el color brillante de su rostro, pensó que alguna extraña enfermedad la acosaba. Lejos estaba de pensar Aben-Jasuf que aquellos síntomas fueran de enamoramiento., tenía que ser un problema de salud y buscó auxilio. Pero las atenciones del médico no la pudieron mejorar. La fiebre le subió altísima y la joven cayó en un letargo del que nunca despertó. Alá lo quiso, murmuraba el desventurado Aben-Jasuf con frases entrecortadas por el llanto.
Pasaron los días, pero no la pena, hasta que un día encontró fuerzas para entrar al cuarto donde murió su hija, que había estado cerrado desde entonces. Largas horas pasó en esa habitación y al fin se lo vio salir con el rostro demudado. Cerró su tienda y se dirigió al Alcazar. "Necesito ver al Rey _ le dijo al Alcalde_ Vengo a pedir justicia."
Gobernaba en el Alcazar de Sevilla el Rey Ebu-Abed, hombre poderoso, noble y justo. Cuando Aben fue recibido, con mucho respeto y gran dolor expuso ante el rey que en un cofre de su hija había encontrado varias cartas, de donde concluía que su hija había preferido morir a fin de evitar a su padre la vergüenza de verla deshonrada. Una de las cartas decía:Por Alá te pido no hables de morir. Dices que es muy tarde y que tu resolución está tomada, pero debes de saber que si alguna afrenta a causado mi amor, yo estaría dispuesto a lavarla con mi sangre, pero tú no debes morir, Zoraya mía". Muy clara estaba firmada por Abu-Zaid.


_ Señor _ decía Aben _  A tus plantas me he arrojado escondiendo el rostro que enrojece el deshonor. Haced que me levante con la promesa y seguridad de que la sangre del malvado borrará la deshonra, ya que no puede borrar la amargura de mi alma.
El sultán le aseguró que se haría justicia, y después de algunos días, por fin se pudo encontrar al hombre que se llamaba Abul-Zaid. Era un joven de arrogante figura, que cuando supo de que se lo acusaba aseguró que nunca en su vida había visto a la hija del comerciante, mucho menos haber tenido trato con ella, y que apenas había llegado a la ciudad donde antes nunca había estado. Pero sus alegatos fueron inútiles. La orden del Rey fue que lo decapitaran en público, una vez que se hubiera pregonado su delito, para que sirviera de escarmiento a todos en Sevilla, tanto a árabe como a cristianos.
Cuando llegó el día en que se cumpliría la sentencia, la plaza estaba colmada de personas poseídas por el espanto. Si el Rey lo ordenaba, esa era la voluntad de Alá.
Trajeron al reo que gritaba su inocencia. El sol destellaba en la cimitarra del verdugo, pero cuando el oficial iba a dar la orden...se oyó el tropel de un caballo que se acecaba atropellando a los que le estorbaban. Era un español gritando en árabe:"¡Alto, por el amor de Dios,alto!"
Nadie entendía lo que sucedía. El perdón no podía ser, la justicia era inflexible y en todo caso no sería un cristiano el mensajero del sultán. De entre la multitud se acercó Aben-Jasuf e interrogó al caballero.
_¿Qué traes cristiano, por qué en nombre de Alá pides la vida de este infame que olvidó nuestras leyes y ultrajó mis canas?
_Aben-Jasuf_contestó el español_ este hombre es inocente. Lejos de Sevilla me encontraba  cuando me enteré que iba a ser ejecutado un hombre inocente. Que lo sepan todos, que lo sepa tu Rey y tu justicia. Yo fui el que sedujo a Zoraya, yo el que escribió esas cartas creyendo inventar un nombre puse el de este infeliz al que ha condenado la ley de la tierra, que a veces se equivoca; pero a mí me ha condenado mi conciencia y esa nunca se equivoca.
Los dos fueron llevados ante el Rey que admiró el valor del cristiano. Dejó en libertad a Abu-Zaid, y al cristiano lo mandó a la cárcel. A los tres días cuando fueron a buscarlo, se encontraron con que había escapado.
El viejo Aben-Jasuf ya no pensaba tanto en la venganza, todos esos acontecimientos y la tristeza lo estaban acabando. Cerraba temprano la tienda y se recogía en su casa. A los pocos días de la desaparición del cristiano, una noche en que el comerciante metía la llave en la cerradura de la puerta de su casa, sintió que algo rozaba su turbante con insistencia, volteó a todos lados y no vio ni escuchó nada, de manera que no le dio importancia. Entró y cerró la puerta. Pero al día siguiente, los madrugadores vieron sobre la puerta de Aben-Jasuf, pendiente de una cuerda, atada a las rejas del balcón del cuarto de Zoraya, el cuerpo del cristiano prófugo, con un escrito asido en su mano: "Justicia que hace a sí mismo un noble hijo de Castilla. Zoraya no debió morir por mi culpa, yo debí haber muerto por ella".
La leyenda cuenta que el Rey, impresionado por el valor del castellano, mandó que su cuerpo fuera enterrado con todos los honores.

domingo, 24 de mayo de 2015

EL CHAJA, leyenda guaraní

Curundú y Yací se amaban apasionadamente. A la luz de la luna se juraron amor eterno haciendo que sus sangres se mezclaran, abriéndose heridas en los brazos con una uña de caracará. 
Poco después el Cacique Itapé, jefe de la tribu, llamó a su hja Araí,tan hermosa como altiva, y le dijo:
_"Me estoy muriendo y no tengo ningún hijo varón. Preciso que te cases y me des un nieto capaz de sucederme al mando de la comunidad. ¿Cuál de todos los guerreros te agrada como esposo?
_Curundú_ respondió la joven sin vacilar_ pero él está ciegamente prendado de Yací y no me corresponde".
Llamado a la presencia del Cacique, se negó a casarse con Araí, aún a sabiendas del castigo que le esperaba de acuerdo a las costumbres de la tribu.



Lo amarraron a un algarrobo y lo dejaron para que se lo devoraran los urubúes.
Yací, al enterarse, fue a morir junto a él.  



A la noche se hizo presente Curupí, el genio de los enamorados. "Vengo a salvarlos porque un amor como el de ustedes no puede morir. Los convertiré en un casal de aves que será símbolo eterno de fidelidad."
puso sobre ellos sus manos y los convirtió en dos grandes aves de plumaje oscuro y fuertes puones, que se elevaron por los aires en majestuoso vuelo, lanzando el grito onomatopéyico que les daría su nombre: Chajá.
Se dice que no se puede separar a la pareja de Chajás, porque si esto sucede ambos mueren.                                                                                   
                                                                  


jueves, 21 de mayo de 2015

El colibrí, recolector de almas



Cuenta una leyenda guaraní, que la muerte no es el final de la vida, pues el hombre al morir, abandona el cuerpo en la Tierra, pero el alma continúa su existencia.El alma se desprende y va a ocultarse en una flor a la espera de un ser mágico. Entonces aparece el COLIBRÍ y recoge las almas de las flores para guiarlas al Paraíso. Esta es la razón de que vuele de flor en flor.
 Antiguamente se creía que el COLIBRÍ provenía del país de las hadas, por ser tan etéreo y de maravilloso colorido. Si uno de ellos se acerca a una casa, es señal de que habrá gratas visitas y que un alma será guiada al Paraíso.

LEYENDA MAYA

Los dioses crearon todas las cosas en la Tierra. A cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Cuando terminaron, notaron que no había un encargado de llevar sus mensajes de un lugar a otro. Tomaron, entonces, una piedra de jade y con ella tallaron una pequeña flecha. Soplaron sobre ella y la flecha salió volando. Ahora tenía vida, los dioses habían creado al ts´unu´um, el COLIBRI.
Era tan frágil y ligero que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover un solo pétalo, sus plumas brillaban bajo el sol reflejando un arco iris de colores.
Los hombres trataron de atrapar a esa hermosa criatura para adornarse con sus plumas. Los dioses al descubrir semejante barbaridad, se enojaron y declararon :" Si alguien osa atrapar algún COLIBRÍ, ése morirá".
De esta forma es que esta misteriosa ave ha podido llevar a cabo la tarea que le asignaron los dioses.

Si alguien te desea el bien, el COLIBRÍ tomará ese deseo y lo llevará hacia tí.



LEYENDA PERUANA

En una ocasión el COLIBRÍ estaba pensativo mirando al cóndor y la altura que tomaba en sus vuelos. Suspiró porque él no podía volar a esas alturas. Su deseo más profundo era poder ver a Dios de cerca.
Entonces, un buen día , se acercó sigilosamente al cóndor y se montó en su lomo. Cuando el cóndor remontó vuelo y llegó a lo más alto del firmamento, el COLIBRÍ pensó :"Esta es mi oportunidad". Tomó fuerzas y comenzó a volar cada vez más arriba. Así consiguió ver y conversar con Dios.
Luego se subió nuevamente al cóndor y regresó a la Tierra.
Por este motivo es el ave más inteligente del planeta porque ha logrado platicar con el mismísimo Creador.



LEYENDA GUARANÍ

Cuenta el amor prohibido entre dos jovenes, Flor y Agil, pertenecientes a tribus enemigas.

En un bosque esmeralda, junto a un arroyo de plata,
una antigua leyenda surgió, de una pareja de enamorados,
que de su pasión, se embriagaban al alba.
Una hermosa doncella érase Flor,de azabache mirada
Agil,un gallardo doncel, de la tribu rival.
Al ocaso la tragedia cayó; el padre de Flor descubría aquel celoso secreto
y los amantes no pudieron contemplarse más.
Desesperada ella suplicó la muerte.
Tupá, el viento benévolo, de la joven se apiadó,
y en fragante flor la convirtió,
su amiga la luna, a Agil ésto le contase.
¡Tupá! ¡Tupá!, al viento invocó,yo sé que en los pétalos de Flor,
el sabor de sus besos reconoceré,
así una bella metamorfosis sufrió,
en grácil pájaro multicolor, el viento lo convirtió.
Los ancianos sabios de la tribu cuentan desde aquel día,
Agil prueba ávidamente, los labios de las flores, pero una, sólo una,
la felicidad le puede brindar,
los labios rosas de su amada, que algún día ha de encontrar.


sábado, 16 de mayo de 2015

La Telesita


                                           POBRE NIÑA QUE UN FOGON
                                           TU CUERPECITO CALCINO
                                           Y EN LA NOCHE DE LOS TIEMPOS
                                           TODO EL PUEBLO LLORO


Cuenta la historia que Telésfora vivía en los montes de Santiago del Estero. Era muy pobre, por eso andaba siempre descalza y en harapos.Un día de invierno, "la Telesita", vio en lo profundo del monte el resplandor de una fogata. Ella era muy inocente, por lo que se acercó al fuego para calentar su cuerpo sin medir las consecuencias. De repente una llamarada encendió su humilde vestido. Pronto el fuego se apoderó de su cuerpo. Ella se echó a correr desesperadamente, pero el fuego cruel la calcino.
La gente del pueblo se extrañó porque esta muchacha, amante del baile, no concurrió esa noche a uno que se hacía. Al otro día la encontraron quemada y todos la lloraron.
Dicen que su alma suele aparecer cerca de las rancherías de los peones que trabajan en los montes. Ella busca compañía. Dicen que es una mujer joven y bella, de una inmensa bondad, pero presa de un gran dolor. Muchos creen en sus "milagros", por lo que se realizan en su honor "las telesiadas", para obtener sus favores. Son bailes en los que abunda el vino y la aloja y se baila hasta el amanecer.                                     



                                         Y ASI TE VERAN BAILANDO 
                                                          LOCA EN CADA AMANECER
                                                                       COMO METIDA LA DANZA
                                                                                    MUY ADENTRO DE TU SER.

jueves, 14 de mayo de 2015

Anahi. ceibo en flor

En las riberas del río Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, pero dueña de una voz angelical, llamada Anahí. En las tardecitas de verano deleitaba a toda su tribu con canciones inspiradas en sus dioses y en el amor a la Pachamama.
Pero un día, llegaron los invasores y con ellos la crueldad. Esos seres de piel blanca les arrebataron sus tierras, sus dioses y lo más inaudito...su libertad.
Anahí fue capturada para servir como esclava. Pasó mucho tiempo llorando y en vigilia. Cierta noche uno de los soldados quiso aprovecharse de su inocencia. Ella para defenderse le clavó un puñal en el pecho y huyó.
El grito del moribundo despertó a los demás españoles, que salieron en su persecución. Una persecución que se convirtió en cacería.
La atraparon y la sentenciaron a morir en la hoguera. La ataron a un árbol y le prendieron fuego. Algo extraño sucedió, las llamas parecían no querer tocar a la doncella que sufría en silencio. Cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificán
dose con la planta en un asombroso milagro.
Ala mañana siguiente, los soldados se encontraron con un hermoso árbol de hojas verdes relucientes y flores rojas aterciopeladas que se mostraba en todo su esplendor, como símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento y la injusticia.